miércoles, diciembre 26, 2012

Cotidiana tortura



Como si fuera inmune, como si estuviera blindada, me someto a esta tortura de recordarte y extrañarte. Miro fotos tuyas, me cruzo con viejas palabras de amor que en algún momento fueron ciertas y hoy se me ríen en la cara, me asomo a tus palabras viejas, ya casi fosilizadas. Pero, tan certeras hoy como ayer, me perforan el pecho. No soy inmune, todavía no. No te voy a mentir, hoy me duele menos, pero todavía me duele. Todavía te me anudás acá en la garganta, todavía te tengo atravesado en medio de mis ganas. 

Pero hoy también hay lugar para la esperanza. Hoy también me permito creer que un día se me va a pasar esta asfixia, este no poder respirar, no poder ser. Hoy ya voy creyendo que hasta las peores heridas cicatrizan con el tiempo. Hoy me animo a mirar un poco más hacia delante y no tanto hacia atrás. Hoy me permito llorar, pero no por mucho tiempo más. Ya no me duele todos los días. Ya no falta mucho para que se acabe este sinsabor, este mar que anega mis pulmones, ya falta menos. 

Por eso me sigo sometiendo a esta tortura de extrañarte, sabiendo que un día, dentro de no mucho tiempo, ya no me va a doler.

Ya no me vas a doler.