Una vez estuvo cerca del amor
lo entrevió, lo presintió, lo sospechó cercano.
Pero tuvo miedo, y el miedo la paralizó.
Y el amor se alejó.
Nunca llegó a verlo, ni sentirlo, ni tenerlo, ni vivirlo.
Por momentos llegó a sospechar que no era para ella esa alegría,
esa inmensidad, esa dicha, ese dolor, esa quemazón.
Un día se levantó sabiendo con total certeza
que no había nacido para el amor.
Que nunca lo encontraría, ni él a ella,
que nunca sentiría arder su pecho al amar y ser amada.
Que nunca soñaría despierta, que nunca sería soñada por otro.
Que nunca se escribiría ni una sola canción, ni un solo verso por ella.
Que nadie la extrañaría tanto, que nadie pensaría en ella por las noches.
Pensó que la soledad era lo máximo a lo que podía aspirar,
el resto, no era para ella.
Y no estuvo tan mal enfrentarse con esa verdad.
La tomó como un misterio personal que debía aceptar.
Así abrazó su soledad, su ensimismamiento
y caminó por siempre con el corazón bien cerrado
bajo llave y tres candados.
Por eso nunca pudo escuchar más que sus propios pasos.
Por eso nunca pudo ver quién la seguía.
Por eso se perdió de mil amores.
Por eso perdió al Amor.
sábado, enero 14, 2006
domingo, enero 01, 2006
Año Nuevo
Empiezo otro año sin vos, otro año sin conocerte, otro año sin tenerte.
Otro año en que no sé dónde estás,
otro año en que no sé quién sos.
Pero el año recién empieza.
Y si bien hoy estoy sentada, en plena fiesta,
sé que el día que me mires no voy a parar de bailar.
Como recién epmieza, todavía tengo la esperanza de que en este año te encuentre, te conozca, me enamore. Me encuentres, me conozcas y te enamores.
Otro año en que no sé dónde estás,
otro año en que no sé quién sos.
Pero el año recién empieza.
Y si bien hoy estoy sentada, en plena fiesta,
sé que el día que me mires no voy a parar de bailar.
Como recién epmieza, todavía tengo la esperanza de que en este año te encuentre, te conozca, me enamore. Me encuentres, me conozcas y te enamores.
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