¿De qué se trata todo esto? ¿Para qué esta carrera
irrefrenable? A veces siento que la vida se me va yendo del trabajo a casa, de
casa al trabajo. Lunes, fiaca total, pocas ganas, poca energía. Martes, hay que
tirar, hay que pasarla. Miércoles, día bisagra, va faltando menos para el
finde. Jueves, falta poco, todavía hay que hacer un esfuerzo más. Viernes, por
fin, cuánto tiempo esperándote. Sábado, domingo, dormir, descansar, recuperar
energías, ¿para qué? Para enfrentar el siguiente lunes. Y así. Lo mismo los
meses. Enero, descanso, relax, vacaciones, recargar energías. Febrero, empezar
tímidamente con la rutina, una vez más. Marzo, abril, mayo, junio. Y así. Hasta
que en octubre empezamos a pedir pista. Noviembre se va en un suspiro y en una
catarata de reuniones para despedir el año. Diciembre ni existe. Y de nuevo
enero. Y así. ¿Para qué? Descansar y recargar energía, ¿para qué? ¿Para poder
trabajar y juntar la plata que necesitamos para poder descansar y recargar
energía en el fin de semana, en las vacaciones? ¿No es una rueda de hámster gigante
que nos hace creer que avanzamos cuando sólo estamos dando vueltas en círculo?
Y todo esto me parece tan trillado, tan lugar común, tan dicho y escrito que
hasta me da vergüenza decirlo. Porque este mismo planteo de pronto me parece
una pieza más del engranaje, de la rueda que nos deja siempre en el mismo lugar,
aunque no dejemos de correr. ¿Entonces? ¿Cómo se sale de acá? ¿Hay una salida?
¿O nuestro destino es andar siempre en círculos?
viernes, noviembre 29, 2019
miércoles, noviembre 13, 2019
Añicos
Siento que estoy rota. A veces me rompo. Nunca dura
demasiado, unos días, un par de semanas, y me rearmo. O armo otra nueva. Pero
esta vez es distinto. Esta vez siento que estoy rota en serio. Que las partes
ya se quebraron en pedacitos muy chicos, casi parece más un arenado que piezas
a pegar. No sé cómo volver a ser una. No sé cómo volver a ser yo. No sé si
alguna vez fui yo. No sé nada. Y no es que no sé nada en el sentido socrático,
en el sentido sapiencial de quien conoce a fondo su propia ignorancia. Yo no sé
nada, así a secas, de puro ignorante. No sé quién soy. No sé quién fui. No sé
quién seré. No sé quién quiero ser. No sé nada. Literalmente nada. Bueno,
literalmente no, porque estoy escribiendo, así que al menos parece que sé
escribir. Y usar la computadora. Y leer. Pero después, es poco más lo que sé.
Es muchísimo más lo que no sé. Sobre todo respecto a mí misma. Sé que me siento
rota. Hecha añicos. Difícil de rejuntar y rearmar. Desarmada.
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