Hace varios días que vengo pensando en lo que me está
pasando. Desde fin de año más o menos, o capaz después, capaz desde mi
cumpleaños, no, antes. No sé bien desde cuándo, pero hace un tiempo que vengo
incubando algo. No es angustia, no es el miedo sordo de estar cometiendo el más
terrible de los errores, esta vez es otra cosa. Creo que esta vez es algo
bueno. Sin dudas es algo radical, creo que debe ser bueno. Se siente un poco de
vértigo, algo de soledad, pero de la buena, de la que te hace mirarte de frente
y sonreírte. ¿Es libertad? ¿Es tomar las riendas de mi propia vida? Quizás.
Seguro tiene que ver con cambiar algunas de las creencias inconscientes que
siempre me acompañaron, firmes y fieles, a lo largo de muchísimos años. “Es que
yo soy muy indecisa, me cuesta mucho decidir cualquier cosa”. Sí, soy indecisa.
No, no siempre. Hice cosas, decidí cosas, tomé caminos que me llevaron a donde
hoy estoy. Con mi casa, mi familia, mis amigos, mis gatos, mi trabajo, mis
prioridades. Todo eso porque fui decidiendo a lo largo del camino y fui
poniendo de mí para lograr lo que había decidido. Así que se podría decir que
no, no siempre soy indecisa, soy capaz de tomar decisiones, algunas más
fáciles, otras más complicadas, pero decido, hago y avanzo. No estoy todo el
tiempo estancada o con el freno de mano puesto, como alguna vez dije. Como
alguna vez estuve, como alguna vez fui. No, ya no. Una creencia menos. “Voy a
terminar sola”. Esta es bastante fuerte, en cuanto chocante y en cuanto a su
fortaleza. Esta se agarra con uñas y dientes y se resiste a abandonarme. Pero
veamos un poco mejor. Primero, ¿por qué pienso que tengo la bola de cristal
para saber qué va a pasar o dejar de pasar en el futuro? Porque si vemos al
pasado, no siempre estuve sola, y si hoy estoy sola es porque así lo decidí. No
por otra cosa. Segundo, me va a pasar lo que yo decida que me pase. Mejor aún,
las cosas no “me pasan”, no soy una mera espectadora de mi propia vida, soy la
protagonista. Tengo que dejar de pensar en lo que me pasa o deja de pasar y
enfocarme más en lo que hago y dejo de hacer para que las cosas pasen. Para que
mi vida pase, como yo quiero. Por supuesto que hay factores externos, y a veces
las cosas “nos pasan”, pero la mayor parte de mi vida va a pasarme lo que yo decida –con mis acciones y omisiones– que me pase. O sea, tengo que dejar de
pensarme en voz pasiva y tomar más acción y responsabilidad por mi propia vida.
Tercero, “voy a terminar”, ¿qué es esto? ¿Una película o una vida en constante
transcurrir? ¿Por qué definir todo por cómo termine? ¿Por qué no enfocarme en
el aquí y ahora, en el mientras tanto, en el día a día? No tengo idea de cómo
voy a terminar, pero creo que lo más importante es cómo sea el recorrido y disfrutar
del paisaje. Ya lo dijo Aerosmith, la vida es un viaje no un destino. Entonces
eso, a ver si aprendo a no enfocarme en los resultados y disfrutar más del
proceso, amar la trama más que el desenlace, diría Drexler. Cuarto, ¿sola? ¿En
serio? ¿De verdad pienso que estoy sola por no tener una pareja? ¿Esa es la
única compañía válida? Porque tengo una familia, tengo amigos, tengo conocidos,
tengo compañeros, tengo colegas, tengo gente alrededor que sólo está esperando
que los mire y los salude. Si algo sé, si algo aprendí en estos treinta y pico
de años de vida, es que uno está tan solo como quiera estar. Puedo cerrarme y
no dejar entrar a nadie, o puedo abrirme, bajar las defensas y descubrirme
parte de algo mucho más grande. Es cuestión de cambiar la perspectiva y
aprender a descubrir las conexiones que tenemos con todo y todos los que nos
rodean.
En definitiva, creo que se está gestando algo grande, quizás
una decisión, quizás una opción de vida, decidir tener una vida plena, con todo
lo que quiera tener, sin fijarme tanto en cómo las cosas deberían ser sino más en cómo quiero
que sean. Cómo quiero ser. Hace poco me dijeron que tengo que romper con viejas
estructuras que ya no me sirven. Esas creencias, y otras, sin duda son parte de
lo que hoy no me sirve. Quizás alguna vez me sirvió, hoy no. Hoy elijo vivir de
otra manera, con otra mirada, con otra esperanza. Hoy elijo ser feliz. Con lo
que soy, con lo que tengo, con lo que puedo. Sin más.