No estoy triste, estoy cansada. ¿No vale en la vida hacer pido, como cuando jugábamos al poliladron y ya no dabas más de correr? Era genial, decías "pido" y todo el juego quedaba suspendido. Dejabas de ser el policía o el ladrón, y eras vos. Quedaban suspendidos los papeles, los personajes, las reglas del juego. Simplemente eras vos de nuevo.
Quiero eso, quiero frenar, parar con todo, cruzar los dedos y gritar "¡Pido!" y por un rato aunque sea, ser simplemente yo. No ser empleada, alumna, estudiante, coordinadora, hija, amiga, madrina o enamorada. Ser yo. Y punto. Aunque sea por un ratito, me gustaría salir del juego, dejar suspendidas las reglas y no hacer nada más que ser yo. Es que como en el poliladron, no doy más de correr...
¡Pido!
