jueves, junio 28, 2018

Todavía no

Se sentó. Respiró hondo y se sentó en el borde de la cama. Cansada de remar, cansada de pelearse consigo misma y con el mundo, se sentó. De pronto se le hizo evidente el tiempo libre que tenía por delante, pero en vez de entusiasmarse con las infinitas posibilidades, la agobió la incertidumbre y se largó a llorar. Y lloró, sentada, lloró como hacía tiempo no lloraba. Lloró por cansancio, lloró por dolor, lloró por tantos sueños truncos. Lloró por ser una vez más ella misma, sola, sentada en su habitación. En algún momento se habrá quedado dormida, en posición fetal, porque así estaba cuando abrió los ojos, hinchados y achinados de tanto llorar. Y notó que entraba el sol por la ventana, como queriendo animarla a salir de su guarida, a ver los árboles, las calles y las hamacas de la plaza. Pero no. Ella dio media vuelta en la cama y siguió llorando. Todavía no.

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