(...)
El dolor se había instalado en todo su sistema y no parecía querer irse, aferrado con uñas y dientes a su cabeza y garganta. Tan hondo calaban esas puntadas que llegaban al centro mismo de su médula. Y allí mismo en su garganta, entre las garras del dolor, anidaban también sus miedos, esos que hoy eran su única compañía.
El dolor, la soledad, sus miedos y la lluvia...
...y siempre una ausencia.
1 comentario:
Tu presencia está primero :)
Vamos!! no aflojes!
un besote! :)
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