Siento que estoy rota. A veces me rompo. Nunca dura
demasiado, unos días, un par de semanas, y me rearmo. O armo otra nueva. Pero
esta vez es distinto. Esta vez siento que estoy rota en serio. Que las partes
ya se quebraron en pedacitos muy chicos, casi parece más un arenado que piezas
a pegar. No sé cómo volver a ser una. No sé cómo volver a ser yo. No sé si
alguna vez fui yo. No sé nada. Y no es que no sé nada en el sentido socrático,
en el sentido sapiencial de quien conoce a fondo su propia ignorancia. Yo no sé
nada, así a secas, de puro ignorante. No sé quién soy. No sé quién fui. No sé
quién seré. No sé quién quiero ser. No sé nada. Literalmente nada. Bueno,
literalmente no, porque estoy escribiendo, así que al menos parece que sé
escribir. Y usar la computadora. Y leer. Pero después, es poco más lo que sé.
Es muchísimo más lo que no sé. Sobre todo respecto a mí misma. Sé que me siento
rota. Hecha añicos. Difícil de rejuntar y rearmar. Desarmada.
1 comentario:
Muy bueno, Mery. Que siga siendo claro el llamado a escribir, aunque en ello se acuda al propio destierro, la incomodidad de la palabra que delata, los siempre incomprendidos sentimientos.
Publicar un comentario